Reflexión UD1. Habilidades Docentes. Máster ELE Nebrija.

 

Buenas tardes, compañeros:

Realizo esta reflexión a partir de lo trabajado en esta primera parte de la asignatura; aunque, realmente, creo que es una necesidad del profesor de ELE tener un blog en el cual compartir su desarrollo y, a su vez, tener un registro para que pueda ver su trayectoria críticamente.

Mi experiencia como profesor de ELE es mucho más limitada que la de la mayoría de vosotros, que contáis con buena formación y experiencia formal previa a este curso, por lo que supongo que estaréis conjugando lo aprendido en este máster con lo experimentado a lo largo de vuestra trayectoria profesional de una forma diferente a la mía. Mi vida ha dado muchas vueltas, y las sigue dando, casi tanto como mis intereses, pero se podría decir que siempre me ha llamado el tema del voluntariado con personas y animales; de hecho, ha sido una de las pocas constantes en mi vida junto a la lectura y el ajedrez. Dejé el bachillerato científico-tecnológico en 2º, y no volví a estudiar (si es que antes lo hacía) formalmente hasta los 26 años, por tanto, mi formación no ha sido continua, en el mejor sentido del concepto. No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige.

Al dejar los estudios y cumplir 18 años me puse a trabajar, y, como no podía ser de otra manera, toqué varios palos sin que encontrara una motivación o una vocación. En esta deriva  (también la vida es navegar a la deriva, dicho de otro modo, nunca el tiempo es perdido, como reza aquella canción) conocí a muchísimas personas, buena parte de ellos migrantes. No quiero pecar de esencialista, pero los españoles tenemos fama de ser sociables, y, a poco que haya buena voluntad, nos podemos hacer entender casi con cualquier persona, por muy poca formación que tenga cada una de las partes. Quizá por esta razón siempre he tendido a sociabilizar indiscriminadamente.

En uno de mis múltiples trabajos, como a los 25 años, descubrí el japonés. Mi pareja de entonces tenía unas pretensiones por las que consideré buena idea estudiar una carrera en la que pudiese seguir avanzando en el estudio del idioma. Previo paso por la UNED, para sacarme el ACCESO, elegí la UAM para cursar Estudios de Asia y África en el itinerario de japonés. En la UNED empecé a estudiar Lengua castellana, y cogí una buena base, gracias al estudio periódico, que me sirvió para afrontar el primer curso de Grado añadiendo matices a lo ya aprendido. El segundo año tuve otras asignaturas más especializadas, y en el tercer curso es cuando ya pude poner en práctica lo aprendido con estudiantes japoneses, mis primeros alumnos de español definidos como grupo meta. En el último año de Grado escogí el árabe como tercer idioma y orienté mi formación hacia las religiones, la literatura y la enseñanza de idiomas. Por ello, al terminar el Grado, hice un curso de formación de profesores de español de la UAM y al curso siguiente realicé el Máster en Ciencias de las Religiones por la UCM.

Desde 2016 doy clases particulares y desde 2020 la mayoría de mis actividades son través de una pantalla. No obstante, en este último periodo pandémico estoy actualizándome en las formas. Colaboro como voluntario con algunas ONG en línea y he extendido mis actividades de voluntariado relacionadas con la enseñanza de español a algunas universidades españolas. Considero que mi punto fuerte a nivel académico es la interdisciplinariedad, y a nivel práctico la mediación intercultural.

Os cuento esto porque creo que tiene mucha relevancia en mi forma de ver el mundo de la educación, la forma en que imparto clases y mi consideración hacia los aprendientes. Por supuesto, influye directamente en mi forma de ver el mundo y en mi filosofía de enseñanza.
Además, aunque creo que mi camino principal son las Ciencias de las Religiones, con este máster estoy incrementando cualitativa y cuantitativamente los conocimientos teóricos como profesor, las herramientas, diría que me estoy profesionalizando en la enseñanza de español, y espero que ello repercuta positivamente en los diversos grupos con los que vaya a trabajar en el futuro.

En este sentido, me gustaría mejorar en el aspecto motivacional. Considero que la motivación es el factor fuerza en el aprendizaje de una lengua. Por supuesto, sin esfuerzo no hay nada que hacer, pero lo que mantiene viva la llama son los troncos que se echan a la lumbre. Ahora bien, no siempre va a haber alguien ahí que esté echando leña: tiene que ser uno mismo el que encuentre las claves para motivarse seleccionando los leños que va a echar al fuego, hay que implicarse en mantener la propia caldera encendida. Ciertamente el profesor puede remolcar temporalmente el barco, pero más importante será que se enseñe a utilizar las herramientas para mantener engrasada la maquinaria. Si se apaga el fuego, es complicado volverlo a encender, pero mi experiencia me dice que si hay voluntad, todo es posible.

Por tanto, quiero desarrollar esta competencia para que los alumnos se pongan al timón de su aprendizaje y para que, al soltar las amarras de la clase, el estudiante siga moviendo el barco ya como capitán, dirigiéndolo con conciencia de las partes que permiten que el barco llegue a buen puerto.

En eso quiero mejorar a nivel didáctico en este máster, en la implicación de los alumnos con su propio aprendizaje autónomo.

 

Un saludo a todos,

Arturo