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En esta entrada quiero reflexionar sucintamente sobre cómo es mi relación con la tecnología en el día a día. Esta reflexión parte de una actividad de la asignatura Entornos virtuales de aprendizaje y recursos digitales del máster que ya os he comentado alguna vez. Esta actividad da pie a una reflexión escrita más extensa que el minuto y medio de grabación que he realizado como Actividad 1 y que se enmarca bajo el rótulo " ¿Muy o poco tecnófilo? ". En el audio comento que mi relación con la tecnología se puede adjetivar como " actual " considerando como referencia el año 2021. Por tanto, lo que habría que explicar ahora es lo que quiero decir con actual y ver cuáles son sus implicaciones; aunque una buena síntesis de lo que viene es que estoy en la vorágine , siendo consciente de mi situación y manteniendo el apego por algunas aplicaciones que se pueden considerar desfasadas y con un pie en lo analógico, especialmente, para la organización mensual. En el ejemplo faci

  Mi formación como docente tiene tres vertientes. La primera y más fructífera se da en el intercambio de impresiones, experiencias y opiniones casi diario con otros docentes. Por supuesto, más a medio plazo está la de la práctica docente en sí: en efecto, en el aula cada día se aprende y se mejora, pero quizá la reflexión que precede a la mejora venga en el intercambio o en la intimidad. La tercera vertiente es la teórica, el tiempo de estudio de las asignaturas del máster o el material que encuentre en los distintos repositorios académicos. Muchos de estos puntos teóricos se pueden aprender, pero otros tienen que ser vividos para que la interiorización de los contenidos surta efecto. De esta asignatura para la que esta reflexión está teniendo lugar, Habilidades docentes, me quedo con muchas cosas, pero, especialmente, con el compromiso con el blog y con las reflexiones que suscita, el intercambio entre docentes, y con cómo nos dan pie a utilizar herramientas digitales. Creo que son t

Hoy empezaré con una pequeña diatriba contra la escasa reflexividad que mostramos a la hora de adoptar nuevos términos y acabaré con una propuesta de actividad basada en la atención plena. En las sociedades postseculares occidentales en que vivimos, encerrados todavía en una atmósfera laicista, incorporamos términos que creemos desconocidos y lejanos, exóticos y prestigiados, en la forma de neologismos. Últimamente está de moda el término  mindfulness. A poco que se profundice en el estudio del término, se aprende que estamos ante una píldora de la meditación monacal como forma de vida presentada desde la angloesfera como la nueva panacea. Por tanto, si queremos practicarla, tendremos, ahora sí, que rascarnos el bolsillo. Y, digo yo, no será más económico realizar las prácticas rituales que encontramos en nuestras sociedades y que, incluso, nos han podido enseñar nuestros padres y abuelos. No tendría más sentido arrojar una mirada sin prejuicios hacia lo propio antes de adoptar irrefl